Sadhaka Yoga

LIBERAR ENERGIA CUANDO ORDENAMOS UN ESPACIO FISICO

Cuando hacemos limpieza y ordenamos  espacios en nuestro casa o entorno habitual, tirando cachivaches, trastos, objetos;  o donamos ropa, muebles, o “cosas” a las que el apego de “por si acaso, por si algún día.. Por si me hiciera falta, por si adelgazo, por si me pudiera servir, quien sabe….” Se acompaña de un proceso de liberación y  catarsis con múltiples satisfacciones y beneficios.

Por un lado  el orden físico y espacial que nos congratula y reconforta a partes iguales tanto por la misión cumplida como por el espacio y orden ganado. Pero por otro, hay también un proceso emocional de cierre de ciclo, de despedirnos de una vez por todas de etapas, tiempos pasados, experiencias vividas que de alguna manera nos lastran  con la nostalgia y el recuerdo de algo que probablemente no volverá.

Agradezcamos en ese proceso de limpieza, esos recuerdos y vivencias que han formado parte de nuestras vidas pero al mismo tiempo aligeremos  la mochila emocional para continuar nuestra singladura. La vida es un proceso acumulativo de experiencias, vivencias, recuerdos, emociones que tienen su réplica física precisamente en cosas  tangibles,  son justamente  esos trastos y cachivaches a los que me refería y a los  que nos aferramos  como si de una tabla de salvamento se tratara por miedo a desengancharnos de lo conocido

Y es justamente cuando conseguimos soltarnos de ese cordón umbilical cuando damos paso y espacio a que otras experiencias  vengan, a que otra energía fluya, a nuevas vivencias y el propio devenir de la vida siga su curso con etapas superadas y ciclos cerrados.

De todas esos cachivaches y cosas tangibles  mencionadas, yo personalmente siento especial apego por los  “papeles”, desde una entrada a un espectáculo, un sobre de azucarillo con una frase, un recorte de prensa interesante  (cuando era toda en papel), un artículo señalado, una curiosidad  cualquiera que me enganchaba , un mapa, un plano de una ciudad visitada, un folleto de un viaje, fotos, postales,  ticktes, billetes en otras monedas, libros de texto de las diferentes épocas de estudiante con anotaciones y subrayados,  unos apuntes con garabatos al margen, cartas de juventud (sii, antes nos escribíamos cartas!!) poesías  encontradas en algún librito con hojas  marcadas y  muy amarillentas (me encantann!!) envolturas de regalos, bolsas de papel  de algún establecimiento emblemático……

 Y no hablemos de los papeles oficiales administrativamente hablando, que si la primera nómina, contratos de trabajo, declaraciones de renta, hipotecas, juicios, reclamaciones, seguros, comunidades con sus actas de reuniones tan edificantes…. La lista es infinita para considerarla completa.

Bien, queridos sadhakitas, pues a eso he dedicado tres semanas de este bochornoso y agobiante verano, a hacer limpieza de mi trastero y de un estudio donde tenía toooodo eso y mucho más.

 Era una tarea pendiente que reclamaba a gritos mi intervención y nunca me venía bien oír porque a quien le apetece meterse en el trastero de su vida con todo lo que conlleva?

 Lo acumulado era mucho y conservado después de varias mudanzas   exigía ya de una ceremonia de despedida que ha tenido lugar en un agosto tedioso,  y que aun podía haber sido de más enjundia,( la limpieza digo, no el agosto que no le ha faltado un grado más de temperatura ni uno menos de humedad) pero aún me he resistido a despedir  algunas etapas,  sobre todo la referente al yoga, en la que aunque en fase final diría yo, aun no de despedida, y es mucho lo acumulado en torno al centro Sadhaka y al yoga en general que todavía  conservo; cursos, formación, talleres, revistas, libros, artículos, cuentos, relatos, etc. Pero que ha tenido como decía al principio, aspectos muy satisfactorios, poniendo el énfasis en lo emocional, de cerrar capítulos pasados de otras etapas profesionales, de como una se reinventa de crisis vividas y sobre todo y lo más importante,  de volverme a enamorar  del yoga infundiéndome fuerza y energía renovada para continuar una temporada más.