Después de las fiestas navideñas se nos presentan muchas sensaciones encontradas, por un lado algo de sentimiento de culpa por los atracones culinarios, y por la incontinencia verbal en alguna que otra reunión familiar no exenta de polémica, también algo de decepción por las expectativas puestas en que ese año sería mejor porque llevábamos el firme propósito de la concordia, la fraternidad y de no “joder” el momento aunque nos provocaran, también están los que buscaban el momento cálido fraterno de la “familia” para por fin tener “reconocimiento y aceptación” de su vida/ conducta, decisiones tan apartadas de la “normalidad “y que tantos disgustos había ocasionado, o para la reconciliación tras tiempo de cicatrices insalvables.
No hablemos de familias con separaciones/ divorcios ex, etc., cuadrando días, hijos, regalos, celebraciones, tiempo……la complejidad aquí se multiplica.
No nos olvidemos las familias donde ya faltan seres queridos, y unos no están para celebraciones pero otros dicen que justamente por eso hay que celebrar mientras estemos aquí. Los que están solos y olvidados sintiendo nostalgia de las mencionadas familias modélicas que tan cordial y educadamente están en armonía y hermandad.
Si hemos sobrevivido a este tsunami de emociones y situaciones complejas, estamos más que preparados para lo que sea que este 2025 nos depare, primer cuarto de siglo XXI, toda una “odisea en el espacio” para nuestro palmarés evolutivo.
Dicen que los humanos somos seres sociales, pero parece que solo nos gusta juntarnos para hablar cada cual de sí mismo, y sentir crecer nuestro ego, y llevar razón. No es poca cosa.
Qué bonita es la Navidad! Pero mejor aún es la RUTINA que nos salva de nosotros mismos.
Entiendo que cada vez haya más perros que niños en los hogares, son más tolerantes, educados, no se emborrachan ni dicen impertinencias y socializan mucho mejor que nosotros los humanos!!!
FELIZ Y VENTUROSO 2025!!!