Sadhaka Yoga

PRACTICA Y DESAPEGO

PRÁCTICA Y DESAPEGO (ABHYASA Y VAIRAGYA)

 

Estas son las dos herramientas fundamentales que nos da Yoga Sutra de Patanjali,  (I-12) para transitar hacia un estado de “yoga” es decir hacia una mente estable, tan deseable y conveniente en cualquier momento y época, y muy necesaria en la actualidad.

Pero también nos da detalle y precisión para describir bien ambas herramientas. Por un lado hace algunas matizaciones sobre cómo debe ser la practica (abhyasa), que son extrapolables a cualquier otro aspecto de  la vida para acometer cualquier camino. Por un  lado debemos conocer nuestro punto de partida y nuestro carácter para “dosificar” esa práctica en el esfuerzo justo y necesario de ser capaces de sostenerla y mantenerla en el tiempo  a lo largo de nuestra vida, de manera estable, regular,  sin interrupción, con perseverancia, buena fe, disciplina, y respeto. Pues  queda dicho,  y ahí es nada, si se examinan bien las palabras estamos hablando casi de una fórmula magistral, pero difícil de cumplir, porque lo más habitual en una gran mayoría de nosotros, es darnos un primer “atracón” de lo que sea que vayamos a emprender,  de correr, de gimnasio, de yoga, de inglés, de no fumar, de  dieta…etc., aprovechando la energía de la primera motivación,  y luego abandonar por imposibilidad de “sostenella y no enmendalla”, actitud que guardamos para otras cuestiones del  “ego”  que  tanto nos afean la conducta  y sin embargo no  abandonamos tan rápidamente.

Claro, y aquí es donde entra en juego la segunda herramienta, que con tanta inteligencia  el sabio Patanjali, nos ofrece inseparable de la primera: el desapego (vairagya), pero  esto amigo mío, tiene su complejidad hasta en la  mismísima descripción, no digamos en la ejecución. Vendría a decir algo así, como  estar libre de pasiones y deseos, libre de atracción y repulsión, verse libre de todo aquello que pueda alterar el equilibrio mental,  que causan nuestro sufrimiento , quedarse al margen de cualquier anhelo y desvelo…… pero esto, cómo se digiere? Cómo se mastica?, porque en nuestro ideario está tener expectativas y motivación en el resultado cuando emprendemos algo, como se nos puede sugerir estar en encefalograma plano? emocionalmente hablando, y no esperar nada para no alterar nuestra mente? pues he ahí la cuestión , nada menor por cierto.  Cómo emprender algo, para conseguir su objetivo, tratando de ser pertinaz y perseverante,  dosificando  fuerzas y energía para  llegar hasta el final, pero no venirnos  abajo por los resultados no esperados?  Todo sin caer en la apatía, la desgana  o la abulia  que decían nuestros clásicos griegos.

Pues indagando en el asunto, la respuesta estaría , según el vedanta, en el discernimiento (esta palabra es muy valorada en la filosofía yoguica por su significado, claro está, y se repite continuamente en las enseñanzas  yógicas)  en la claridad mental para ver el justo equilibrio entre ambos extremos.  En palabras de nuestros antiguos filósofos estoicos, y de manera muy similar, la respuesta está en saber diferenciar  lo que depende de mí, de aquello que de mí no depende, y así no llevarme a engaños, porque en el resultado de cualquier cosa, habrá una parte que sí me corresponda, pero no puedo creerme capaz de controlarlo todo, y sabiendo esto y además ponderando cuánto hay de cada parte en el resultado (lo que SI y NO depende de mí) para ser realistas a la hora de afrontar el resultado, que puede ser mejor de lo esperado, peor de lo esperado, igual a lo esperado, y  también contrario  a lo esperado.

Más o menos esta sería la descripción de desapego, la imperturbabilidad de nuestra mente, o ataraxia que llamaban nuestros clásicos filósofos estoicos, para encontrar esa añorada felicidad que da la tranquilidad de mente y espíritu, sentirnos partícipes de haber hecho lo que corresponde y estaba en nuestra mano, pero no atribuirnos completamente el resultado sea de victoria o fracaso, ya sabemos que a veces las victorias tienen muchos padres, los fracasos ninguno, y por el contrario hay personas que se atribuyen todos los fracasos sintiéndose culpables y frustrados, y para todos es bueno poner la balanza en el punto justo de equilibrio.