La Organización Mundial de la Salud (O.M.S) reconoce que entre el 85 y el 90 % de las enfermedades son psicosomáticas, es decir, nuestro cuerpo físico somatiza en forma de dolencias, de enfermedades, de tensiones, de rigideces, de todo tipo de padecimientos… nuestras cargas no resueltas en otros planos: emocional, psíquico, espiritual, personal, familiar, cultural, generacional, transpersonal, (lo podemos ampliar cuanto queramos y orientar en cualquier dirección), pero la cuestión es que aun con el conocimiento de tan atronadora estadística, siguen tratando “los síntomas “ para aplicar remedios, siempre químicos, abundando en el enorme beneficio y dominio de la industrias farmacéutica y los grandes lobbys mundiales que están gobernando nuestras vidas, en esta tan afamada sociedad del bienestar que nos hemos creído.
Cuando no teníamos tanta cobertura social, mediática, organizativa, ni el protectorado de las “instituciones” que velan tan celosamente por nuestras vidas, y nuestro bienestar; teníamos mucha mas confianza en nosotros mismos, en la capacidad autocurativa de la propia naturaleza, o de nuestro cuerpo en comunión y armonía con todo lo que nos rodea. Nuestras abuelas sabían escuchar cuando el cuerpo “hablaba” y conocían numerosos remedios y recetas naturales, fáciles y de gran eficacia, y seguramente con menos daños colaterales o efectos secundarios que los que utilizamos hoy en día.
No digo yo, que la OMS no haya contribuido a mejorar nuestra salud, y a sostener nuestras vidas mucha mas longevas, pero el precio (en todos los sentidos) ha sido y está siendo tan elevado, que será muy difícil de cuantificar, y mucho menos dar marcha atrás en nuestra forma de vida, acelerada, vertiginosa, individualista, sin saber bien a donde, pero directos a estrellarnos donde quiera que vaya el tren al que nos hemos subido.
Sabiendo la realidad de esa estadística que he mencionado, cómo la OMS, y nosotros mismos, no nos orientamos a otros hábitos de vida, donde el ser humano sea visto como un todo, en su conjunto, tratando no solo su estado físico, sino también el laboral, mental, espiritual, emocional, afectivo, aprendiendo a conocernos a nosotros mismos para relacionarnos mejor con nuestros seres cercanos, a no descuidar nuestro equilibrio emocional, a potenciar nuestras habilidades, cuidando nuestros hábitos de vida saludable, alimentación , ejercicio, armonía con el medio, sin tanta competitividad, sin tanto presión, estrés, prisa… pero donde es el incendio???
Es verdad que todo esto se va oyendo cada vez más pero como no resulta muy rentable a los grandes laboratorios, seguirán dictando las normas del juego en función de sus beneficios (económicos, claro)
No sé si la OMS servirá para protegernos de alguna pandemia, mas bien lo contrario, nos han inoculado el virus del miedo, el mas devastador para nuestro sistema inmunológico, antes nos matan de un ataque de pánico mundial, por supuesto, con la ayuda de los medios de comunicación, colaborador imprescindible en esta tarea a la que llamamos “derecho a la Informacion”.
Véase en internet diccionario de las enfermedades emocionales http://www.sanateysana.com/diccionarioemocional.html
Diccionario de biodescodificación de Enric Corbera.