El pasado 21 de julio se celebró el día internacional del perro, y es que de entre todas las mascotas, está llamado a ser el “mejor amigo del hombre” y de sobras lo demuestra diariamente en sus gestos y actitud. Todos son parabienes para estos seres entrañables que han alcanzado un día especial en el calendario; en España ya son más los hogares con perros que con niños, el mundo canino gana adeptos por doquier, y cómo no? Son alegres, enérgicos, entusiastas, curiosos, cariñosos, leales, amigables, fieles, protectores, guardianes, buenos compañeros, mejores confidentes y psicólogos, siempre puedes contar con ellos, siempre te esperan, aunque tardes mucho en regresar, velan por ti, y sus recibimientos son siempre tan enérgicos y entusiastas como el primer día, su disposición a acompañarte es total en cualquier lugar y momento, viven a fondo cada instante, no juzgan, ni nos cuestionan, nos aceptan como somos, sin reproches, y así podríamos continuar sin apenas encontrar algún “pero”, porque piden tan poco a cambio, que resulta egoísta por nuestra parte reconocer el pequeño sacrificio de organizar sus rutinas , pero aquí radica especialmente nuestro gran problema, solo el “humano” se aburre de las rutinas, se cansa del compromiso y termina haciendo con desgana aquello que tanto anheló, deseó, y buscó, y cuanta mayor es nuestra comodidad doméstica mayor es el sopor y la pereza donde nos instalamos aún a sabiendas de que es lo que nos mata, solo el humano se aburre de repetir ciertas pautas, solo nosotros hacemos con desgana aquello que incluso nos reporta placer, terminando el perro por ser quien saca al dueño y no al contrario, para salvarlo de sí mismo y poner sentido en su vacío existencial y ser el mejor ejemplo de actitud ante la vida.
Me sigue gustando cada vez más la frase “Señor, ayúdame a convertirme en la persona que mi perro cree que soy” (al menos para no defraudar al perro que parece tener una buena impresión de su dueño haga lo que haga, y sostener vivo el compromiso con la existencia)
En los ” Sutras de Patanjali” ese libro de yoga que tanto tiene para explorar, en el capítulo II, cuando habla de Yama –Niyama, los preceptos básicos de nuestra ética para la vida, nos habla de “Santhosa” : sería algo así como practicar una actitud de contentamiento y plenitud, gozo con todo lo que nos rodea, hacemos y tenemos a la vez que con gratitud y alegría, es decir tal y como lo hacen los perros , esos grandes maestros para aprender!!!